Entre la casa y el mercado hay pequeños detalles de felicidad: un pájaro, un jardín, el saludo de un amigo... un gato al sol que necesita una caricia. Reconócelos o ignóralos.
Y así, la vida, para general sorpresa,
descubre que los árboles tienen lengua,
que los raudos arroyos escriben en prosa,
que las piedras hablan a voces
y que hay algo bueno en todas las cosas.
W. Shakespeare