miércoles, 30 de abril de 2014

COMPARTIR.



Dicen que las alegrías, cuando se comparten, 
se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. 
Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, 
lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.

Mamerto Menapace.

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